domingo, 15 de junio de 2008

¿Revolución pacífica o revolución violenta?

En el año 1.972 aparece un trabajo colectivo dirigido por V.V. Zagladin con el título "El Movimiento Comunista Internacional" que contempla lo siguiente: "Los fundadores del marxismo-leninismo señalaban que es preferible para la clase obrera la toma pacífica del poder, un desarrollo pacífico de la revolución, ya que ese camino responde mejor a los anhelos humanitarios y a los ideales de los comunistas. "La insurrección sería una locura allí donde la agitación pacífica puede llevar al objetivo de forma más rápida y más segura" -decía Carlos Marx. "La clase obrera preferiría claro está, tomar el poder en sus manos de forma pacífica- subrayaba Lenin".

Con este libro, podríamos decir, que la URSS, no hacía sino, recoger y hasta legalizar las conclusiones a las que habían llegado anteriormente una cantidad nada desdeñable de partidos comunistas europeos que seguían sus procesos de desnaturalización; aunque, además, registra también y difunde universalmente la posición que venían adoptando los sectores revisionistas dentro del PCUS envalentonados desde el XX Congreso. Para los partidos comunistas europeos absolutizar la vía pacífica hacia el socialismo, les permitió renunciar a los principios marxistas. Para el PCUS, está claro, que significó el triunfo del ala reformista que venía socavando el socialismo desde su propia base.

El revisionismo suele aferrarse a frases fuera de contextos, también suele recurrir con la extraordinaria habilidad que le ha caracterizado, a las situaciones concretas que además son rarezas y ya caducas que protagonizaron Marx, Engels y Lenin, para elevarlas a la categoría de tesis universal. Tal fue, sin duda, el proceder del PC. Francés cuando declaró en el célebre "Manifiesto de Champigny" "los comunistas junto con Marx, Engels y Lenin, consideraron siempre que la revolución socialista no se confunde obligatoriamente con la táctica de insurrección armada o el empleo de la violencia. Siempre afirmaron que su preferencia va a la realización de la revolución por vía pacífica, que es la menos costosa tanto para la clase obrera y todo el pueblo, como para las fuerzas productivas de la nación". Pero el PC Francés jamás citó las obras en las que los padres del marxismo, se expresaron en términos tan categóricos.

En la cita de Lenin a la que alude V.V. Zagladin: "La clase obrera preferiría claro está, tomar el poder en sus manos de forma pacífica- se ve claramente que Lenin hablaba de un deseo de la clase obrera "preferiría", pero nunca de una posibilidad práctica de hacer la revolución por la vía pacífica. Lenin fue siempre muy tajante, porque de esta forma interpretó en todo momento las enseñanzas de Marx y Engel, "La necesidad de educar sistemáticamente a las masas en esta, precisamente en esta idea sobre la revolución violenta, es algo básico en toda la doctrina de Marx y Engels. La traición cometida contra su doctrina por las corrientes social-chovinistas y Kautskianas imperantes hoy se manifiesta con singular relieve en el olvido por unos y por otros de esta propaganda, de esta agitación.

Del mismo modo las referencias de Engels, que los revisionistas citan con tanto calor y reiteración, discurren por idéntico camino según se desprende de lo que dice Lenin: "Engels es lo bastante cauto para no atarse las manos. Reconoce que en países con República o con una libertad muy grande "cabe imaginarse" (¡solamente "imaginarse"!) un desarrollo pacífico hacia el socialismo".

Cuando Marx y Engels hablaron de la posibilidad de poder transitar pacíficamente al socialismo, lo hicieron refiriéndose a un tiempo muy concreto, la década del 70 del siglo XIX, aplicándolo a países donde el militarismo y el burocratismo no se habían desarrollado aún. Sin embargo, Marx y Engels, acaban con toda posibilidad e ilusión pacifista en sus obras mas sobresalientes, como destacó Lenin: "ya hemos dicho más arriba y demostrado con mayor detalle en nuestra ulterior exposición, que la doctrina de Marx y de Engels sobre el carácter inevitable de la revolución violenta se refiere al Estado burgués. Este no puede sustituirse por el Estado proletario (por la dictadura del proletariado) mediante la "extinción", sino solo como regla general, mediante la revolución violenta. El panegírico que dedica Engels a ésta y que coincide plenamente con reiteradas manifestaciones de Marx (recordaremos el final de "Miseria de la Filosofía" y del "Manifiesto Comunista" con la declaración orgullosa y franca sobre el carácter inevitable de la revolución violenta; recordaremos la "Crítica del Programa de Ghota" de 1875, cuando ya habían pasado casi treinta años, en la que Marx fustiga implacablemente el oportunismo de este programa), dicho panegírico no tiene nada de "apasionamiento" ni de declamación, ni de salida polémica" -Lenin, El Estado y la Revolución-

¿Cuál es el argumento principal que utilizan los reformistas para negar la revolución violenta y además, para motear a los revolucionarios de dogmáticos y otros epítetos hirientes? Según el reformismo, hoy en día cuando existe el capitalismo monopolista de estado, y cuando la revolución técnico científica se ha adueñado del proceso de producción, se dan todos los ingredientes para pasar del capitalismo al socialismo mediante pasos pacíficos.

Detrás de una tal teoría, se oculta no solo la renuncia a la revolución violenta, sino a cualquier clase de revolución, en el caso de que existiesen otras posibilidades y vías. Pues para demostrar que sus teorías son reales, han abjurado de todos los principios de la revolución. Por ejemplo han abandonado cualquier táctica que desemboque en la lucha de clases avanzada, por lo tanto, en ningún trance y en ningún momento se encontrarán con la necesidad de utilizar "una de las vías posibles".

Hoy como ayer, la solución del problema radica en la posición que cada cual tome frente al Estado: "la lucha por arrancar a las masas trabajadoras de la influencia burguesa en general y de la burguesía imperialista en particular, es imposible sin luchar contra los prejuicios oportunistas en lo concerniente al Estado" -Lenin El Estado y la Revolución-

A veces, se repite el concepto leninista del Estado como retórica sin reparar en sus consecuencias. Para Lenin el Estado, además de ser el órgano de dominación de clase, es también, un órgano de opresión de una clase por otra y es finalmente el producto y la manifestación del carácter irreconciliable de las contradicciones de clase.

A la vista de la definición que concede al Estado, Lenin llega a la conclusión irremediable de que "resulta claro que la liberación de la clase oprimida es imposible, no sólo sin una revolución violenta, sino también sin la destrucción del aparato del poder estatal" y dado que "el Estado es el órgano de dominación de una determinada clase, la cual no puede conciliarse con su antípoda" -Lenin, El Estado y la Revolución".

El Movimiento Comunista Internacional, en pleno desarrollo del revisionismo, enfatizó la posibilidad de que la clase obrera alcanzara el poder por la vía pacífica, apoyándose en la existencia de la URSS. Hoy podemos esgrimir datos históricos irrefutables. Se afirma para arrimar la razón hacia las posiciones pacifistas, que los países de la Europa del Este donde se conformaron democracias populares (forma de la dictadura del proletariado), la clase obrera accedió al poder de un modo más o menos pacífico, gracias a la ayuda y a la presencia de la Unión Soviética.

El hecho fue que la URSS resultó triunfante en la 2ª Guerra Mundial, de la que el capitalismo acabó con heridas visibles que mermó durante algún tiempo su facultad de reacción. Las burguesías de Hungría, Checoslovaquia, Bulgaria, Rumania y Polonia no tenían fuerzas para buscar el enfrentamiento abierto y esperaron a ocasiones mas propicias. Pues la toma del poder de forma más o menos pacífica (siempre existe grados de violencia) obliga a un largísimo período de lucha contra los elementos que aún subsisten casi intactos. De ahí que la burguesía esperara a mejorar su situación preparada con minuciosidad con la ayuda del imperialismo (1956-1968).

El levantamiento de la burguesía húngara en el 1956 nos saca de dudas. El poder popular dado el carácter "pacífico" de la revolución, no sintió la "necesidad" de destruir inmediatamente el aparato estatal (salvo la policía y el ejército) sino que lo fue transformando paulatinamente. Por ello, la burguesía conservó durante bastante tiempo su influencia y a veces el control de la administración estatal, participando en las decisiones y adopción de medidas en materia económica y cultural "He ahí por qué, después del 23 de Octubre de 1956, la burguesía supo, en unos cuantos días y de forma suficientemente eficaz, organizar de nuevo sus filas y actuar como una fuerza política activa" -Janos Kadar: Artículos y discursos escogidos, 1957-1960-.

Con posterioridad al año 1991, se demuestra que en estos países, las burguesías residuales, nunca fueron desprovistas de todos sus privilegios, contribuyendo a la malformación ideológica y económica del socialismo.

Los casos de España y Chile, Isla Granada y otros son argumentos mas que elocuentes, que deniega la posibilidad de la vía pacífica al socialismo, aún contando con la existencia de una Unión Soviética potente e influyente.

Pero el primer intento que registra la historia de acceso al poder por la vía pacífica lo encontramos en Hungría en el año 1919, aprovechándose de la revolución democrático-burguesa del 1918. La instauración de la dictadura del proletariado en Hungría fue derrotada por el imperialismo.

Es decir, la toma del poder por la vía pacífica (pero siempre con determinado grado de violencia) obedece a circunstancias muy peculiares y aún así, no significa que el proceso revolucionario culmine en ese instante, o sea, con la toma del poder del proletariado, ni tampoco significa la rendición y desaparición de la burguesía, como no puede decirse que el imperialismo desista de intervenir en dicho proceso revolucionario.

Pero si la existencia de la URSS, junto al lado del campo del socialismo, con un amplio Movimiento de Liberación Nacional y un Movimiento Comunista Internacional influyente, no han bastado para asegurar en ningún país del mundo una experiencia favorable a la instauración de la dictadura del proletariado de un modo pacífico, en la actualidad, cuando no se dan ninguna de estas circunstancias, se nos antoja que la revolución pacífica es una quimera, cuando no una traición en toda regla.¿Acaso la Guerra de los Balcanes, la invasión de Afganistán, la expoliación de IRAQ, los intentos de golpes de estados en Venezuela, las intimidaciones a Cuba, son hechos que niegan la inevitabilidad de la revolución violenta y la instauración de la dictadura del proletariado, después de destruir el estado burgués, política, económica y administrativamente.

La lucha por los mercados por parte de los países imperialistas, conlleva a éstos a actuar indecorosamente, desacreditando las instituciones por ellos mismos construidas, ejercitando la fuerza, destruyendo pueblos y naciones enteras, con tal de situarse cada cual en mejor posición que su adversario.

¿Qué rasgo, entonces, evidencia la historia moderna para creer que el imperialismo y la burguesía doméstica de un país determinado, se mostrarán indolentes e impasibles ante una revolución socialista? Es engañoso pensar que en tal o cual época, que tal o cual burguesía imperialista, es mas o menos democrática que otras. La llamada economía de mercado impone su Ley, despiadada y cruel, que fuerza a las burguesías a luchar constantemente, sin tregua por su supervivencia o de lo contrario, se verán condenadas a morir. La existencia de la OTAN, los intentos de Francia y Alemania por introducir en la futura constitución europea un artículo que ampare la facultad de Europa para defenderse así misma militarmente, independientemente de la OTAN, no son sino, dos datos explícitos de que los monopolios imperialistas, intentan legalizar la presencia de dos bloques militares, para defender sus intereses a través de la guerra.

Solo un necio, o un traidor puede pensar y divulgar la idea, de que las grande burguesías alemanas y francesas, no intervendrían en el caso de un intento de revolución en cualquier país de Europa, donde se juegan gran parte de sus intereses, donde encuentran la fortaleza necesaria para su supervivencia y para enfrentarse a los EE.UU. y Japón si fuera preciso para conservar su cuota de mercado. La invasión de IRAQ puso de relieve la supremacía y la arrogancia de los EE.UU. pasando por encima de Alemania y Francia, otrora, sus aliados más fieles y contribuidores.

Un partido que se precie de revolucionario, de marxista-leninista, tiene que atender a las enseñanzas de la historia, que confirman las tesis de Marx-Engels y Lenin, por consiguiente, ha de educar a las masas, aclarándole que el cometido del Estado y de todas y cada una de sus instituciones, hasta la que goza de buena reputación (si es que existe), es el de defender los intereses de la gran burguesía a toda costa.

Del mismo modo que en octavillas, charlas coloquios y demás, denunciamos el contenido político, económico e ideológico de cualquier medida que tome una institución estatal dada, también debemos denunciar su naturaleza violenta.

Es muy probable, que surja algún incomprendido que no entienda o repela este tipo de táctica, con la excusa de que los trabajadores, no quieren hablar de violencia. Pero eso no es así, y precisamente, es el obrero el que más la sufre, y al que más se le bombardea con la propaganda de la violencia, de las guerras. ¿Por qué, entonces no ha de comprender la violencia que se ejerce contra él? ¿Cuál es la misión del Partido?

Ahora bien, el partido de la clase obrera, no puede en modo alguno, sin haber condiciones para ello inventárselas y lanzarse a la aventura, llevar al obrero a un callejón sin salida.

La política y la revolución es un arte y una ciencia, como dijera Lenin, y el partido debe saber en cada momento qué tipo de lucha corresponde a la realidad que le rodea, según el estado de ánimo, la correlación de fuerzas etc. La revolución no viene dada desde el cielo, hay que fraguarla, estar en ella, prepararla y como nos dicen los clásicos, siempre y en cada momento se ha de aprovechar para educar las masas en ella.