martes, 26 de enero de 2010

Iskra y el partido revolucionario


La lucha ideológica
La Iskra de Lenin apareció como heraldo de las ideas de vanguardia del siglo XX. A diferencia de la prensa socialdemócrata de Occidente, que limitaba su actividad a la propaganda de la política oficial de los partidos de la II Internacional, Iskra estuvo junto a la cuna del partido proletario de nuevo tipo, elaboró sus principios científicos, políticos y organizativos. El proletariado de Rusia tuvo en Iskra, por primera vez en la historia, un órgano periódico que podía conjugar orgánicamente el desarrollo creador del marxismo con la práctica del movimiento revolucionario. "Debemos recordar -decía el editorial del primer número del periódico, escrito por Lenin- que la lucha reivindicativa contra el gobierno y la conquista de concesiones parciales no son otra cosa que pequeñas escaramuzas con el adversario, ligeras refriegas de puestos avanzados, y que la batalla decisiva está por venir. Tenemos enfrente la fortaleza enemiga, bien pertrechada, desde la cual se nos lanza una lluvia de metralla que se lleva a los mejores luchadores. Debemos tomar esa fortaleza, y la tomaremos si unimos todas las fuerzas del proletariado que despierta y las fuerzas de los revolucionarios rusos en un solo partido, hacia el que tienden los elementos activos y honestos de Rusia".
Iskra frente al reformismo
Como señalaba Lenin, solamente la doctrina de Marx y Engels podía ser el fundamento de este partido. Al defender consecuentemente y desarrollar de forma creadora la teoría del comunismo científico, Vladimir Ilich planteaba ante Iskra como tarea primordial la superación de la influencia ideológica del oportunismo en las filas de la socialdemocracia, la denuncia de la esencia social del bernsteinismo, del "marxismo legal" y del "economismo" que causaban un daño irreparable en la formación de la conciencia de clase del proletariado. Consideraba que sólo la derrota completa de todos los tipos y manifestaciones de la ideología burguesa permitiría desbrozar el terreno para la difusión del marxismo en el movimiento obrero.
Un mérito inapreciable de Iskra consistía, ante todo, en haber despertado entre los socialdemócratas rusos un profundo interés por la doctrina de Marx y Engels, en haber elevado el papel de la tería revolucionaria en la lucha de clase del proletariado a una altura inmensa. Al rechazar la concepción revisionista de los partidarios de Credo, que predicaban la teoría de la espontaneidad en el movimiento obrero  y circunscribía el programa de la socialdemocracia a la exigencia de reformas sociales, Lenin mostró convicentemente que el verdadero partido proletario surgía en el proceso de unión del movimiento obrero  con la tería del marxismo. "La socialdemocracia -escribía Lenin en Iskra- es la unión del movimiento obrero con el socialismo.
Señala tareas del movimiento obrero
Su tarea no es servir pasivamente al movimiento obrero en cada una de sus fases, sino representar los intereses de todo el movimiento obrero en su conjunto, señalar a este movimiento su objetivo final, sus tareas políticas, y salvaguardar su independencia política e ideológica. Desligado de la socialdemocracia, el movimiento obrero se empequeñece y se transforma por fuerza en un movimiento burgués: al sostener exclusivamente la lucha económica, la clase obrera pierde su independencia política, se convierte en apéndice de otros partidos y traiciona el gran concepto: 'La emancipación de la clase obrera debe ser obra de la clase obrera misma'."
Iskra en la formación del Partido
Vladimir Ilich puso al desnudo, por primera vez en la historia del marxismo, las fuentes idelógicas del oportunismo en la socialdemocracia y formuló las tesis fundamentales de la doctrina sobre el partido proletario de nuevo tipo. Dio una respuesta exhaustiva a las cuestiones teóricas cardinales del tiempo como la correlación entre lo espontáneo y lo consciente en el movimiento obrero, el papel de la teoría de vanguardia, de la política y la organización en la actividad del partido, mostró la importancia del partido marxista como arma decisiva del proletariado en su lucha por la conquista del poder político y la construcción de la sociedad socialista.

La aristocracia obrera


 No sólo en la esfera económica se da a conocer la putrefacción del capitalismo monopolista; manifestándose también en el terreno de la superestructura ideológica y política.

 En un análisis de las tendencias fundamentales dentro del movimiento obrero, Lenin dedicó especial atención a aquella forma de corrupción y parasitarismo que se expresa en el soborno por la burguesía de una capa privilegiada de la clase obrera. Tal soborno es posible económicamente gracias a las altas ganancias de los monopolistas. La burguesía destina una parte ínfima de sus colosales ingresos a comprar a los obreros más calificados, aislándoles de los sufrimientos y del ambiente revolucionario de la masa proletaria y creando en el seno de los trabajadores la denominada "aristocracia obrera".
Con la ayuda activa de la burguesía, la aristocracia obrera se apodera de los puestos dirigentes en una serie de sindicatos y constituye la élite traidora de los partidos socialdemócratas. En connivencia con ciertos sectores de la pequeña burguesía y de la intelectualidad pequeñoburguesa, la aristocracia obrera representa la base social del oportunismo, o conformismo, dentro del movimiento obrero. Estos trabajadores aburguesados son, como dijo Lenin, auténticos agentes de la burguesía en el movimiento obrero, lacayos obreros de la clase capitalista.

 Aunque la aristocracia obrera, la burocracia sindical y política, sobornada por la burguesía, representa solamente una minoría insignificante de la población, disfruta, no obstante, de cierta influencia entre las masas, y por ello constituye un serio peligro para el movimiento obrero. Los oportunistas, al escindir las filas de los trabajadores, frenan el desarrollo de la lucha de clases, impiden que los obreros unifiquen sus esfuerzos y, con ello, debilitan el empuje de los trabajadores que tienden a derrocar el capitalismo.  

 Precisamente a la actividad escisionista de los sindicatos reaccionarios y de los socialdemócratas se debe que en numerosos países la burguesía siga manteniéndose en el poder.
 
 Lenin puso en claro que el oportunismo dentro del movimiento obrero no es un fenómeno fortuito y que su nacimiento guarda estrecha relación con la propia esencia del imperialismo, con la dominación de los monopolios. Sin embargo, reconocer la lógica objetiva de la existencia del oportunismo no implica la necesidad de renunciar a combatirlo. Liberar a los trabajadores de la influencia de los oportunistas y establecer la unidad del movimiento obrero y sindical fue siempre una tarea del proletariado revolucionario, y sigue siéndolo.

Cómo entiende la militancia el PCOE


 A las puertas del Congreso que celebrará el PCOE  este año que comienza, nuestra organización mantiene la estructura interna leninista sobre su militancia definida en sus Estatutos.
 El PCOE considera miembro del mismo a todo el que reconoce su programa y apoya a la organización tanto con medios materiales como con su participación personal en una de las organizaciones del partido.
 El PCOE se pronuncia como un partido combativo, disciplinado y altamente organizado. Se opone frontalmente a la penetración de elementos vacilantes, inestables en las filas del partido y abre el acceso a los combatientes firmes por la causa de la clase obrera, por la victoria de la revolución.
 Nuestro Partido se rige por el principio de centralismo democrático y por la estructuración en células de la base, permanentemente ligadas a los trabajadores y al resto de la sociedad.
 El PCOE cierra sus puertas a elementos pequeño-burgueses inestables en el sentido ideológico y organizativo que puedan reclamar el ingreso en sus filas. A diferencia de los reformistas y oportunistas que constituyen partidos heterogeneos y amorfos, incapaces de cualquier acción revolucionaria, el PCOE impone límites entre la vanguardia del proletariado y las amplias masas. No conocer estos límites llevaría al debilitamiento de la disciplina proletaria y a la ruptura del principio del centralismo en el partido.
 Los oportunistas y reformistas españoles, al igual que los europeos, no conciben la organización leninista, y hace años que dieron entrada en sus filas a todos los elementos vacilantes, pequeñoburgueses y reaccionarios.
 El PCE cuando consumaba la traición a su pasado leninista, convirtió las organizaciones de base en agrupaciones que equivale a auténticas tascas. Con esa disponibilidad  llega a su dirección todo tipo de elementos reaccionarios que abrazan la política de conciliación con el Estado. Eliminan el centralismo democrático, cambian el concepto de militancia con afiliación y permite el divorcio entre dirección y base que termina por pudrir todas sus estructuras orgánicas.
 Por su parte, los seguidores de Trotski, asumen el papel de su idolo cuando se oponía a Lenin en la concepción del partido y manifestaba que cualquier huelguista y manifestante tenía derecho a militar, en pos de extender el nombre de miembro del partido.
 Cuando Lenin defendió en el Congreso del POSDR su posición respecto a los Estatutos del Partido, encontró la oposición del reformista Martov apoyado por Trotski. Éstos manifestaron el miedo a la disciplina de los obreros, a lo que Pléjanov respondió: "Los obreros que desean ingresar en el partido no tendrán miedo a ingresar en la organización. Tendrán miedo a ingresar en ella muchos intelectuales empapados hasta la médula por el individualismo burgués. Y esto está bien. Estos individualistas burgueses suelen ser igualmente portavoces de oportunismo de todo género. Tenemos que separarnos de ellos. El proyecto de Lenin puede ser un baluarte contra su invasión del partido, y ya por esta mera razón deben votar por él todos los adversarios del oportunismo". 
 Nosotros como leninistas sostenemos una lucha consecuente por la creación de un partido combativo y monolítico, que sea capaz de conducir a la clase obrera y a todos los trabajadores a la transformación revolucionaria de la sociedad en nombre del socialismo y el comunismo.